Los mecánicos de Ferrari tenían razón (historia real)
Y lo que tú puedes aprender de ellos para vender en la era de la IA.
Es mediados de los 90 en Londres.
En el Great Ormond Street Hospital, uno de los mejores hospitales pediátricos del mundo, los cirujanos cardíacos operan corazones de bebés recién nacidos.
Hablamos de corazones del tamaño de una nuez. Arterias más finas que un espagueti. Válvulas que hay que reparar con instrumental de relojero suizo.
Operaciones de 8 horas donde el margen de error es cero.
Y los cirujanos son brillantes. De los mejores del mundo en lo suyo.
Imagina la escena: un equipo de seis personas alrededor de una mesa de operaciones. Luz blanca. Silencio roto solo por el pitido del monitor. Ocho horas de concentración absoluta, sin margen para el más mínimo temblor.
Y lo consiguen. La operación sale perfecta.
El cirujano jefe se quita los guantes. Respira. Se permite pensar que ese niño va a crecer, va a ir al colegio, va a tener una vida normal gracias a lo que acaban de hacer.
Pero a la mañana siguiente, la llamada.
El niño NO ha sobrevivido.
No murió en la mesa de operaciones. Murió después. En algún momento entre el quirófano y la cama de la unidad de recuperación.
Y no es un caso aislado. Pasa más veces de las que nadie quiere admitir.
Los cirujanos empiezan a obsesionarse.
¿Qué está fallando?
Revisan las grabaciones. Repasan los protocolos. Analizan cada paso de la operación buscando el error.
Pero el error no está en la operación.
El problema está en lo que pasa después. En el traslado del quirófano a la UCI. Ese pasillo de 30 metros donde el niño pasa de las manos del equipo quirúrgico a las manos del equipo de cuidados intensivos.
Ese momento que nadie considera “parte de la operación”.
Porque en el quirófano todo es precisión milimétrica.
Pero en el traslado... el traslado es otra cosa.
Gente hablando a la vez. Monitores que hay que desconectar y reconectar. Tubos, cables, máquinas de soporte vital que se mueven de un lado a otro. Información crítica que se transmite a gritos mientras empujan la camilla.
Y enfermeras apuntando notas en sus propias batas porque no hay dónde más hacerlo.
Los cirujanos hacían su trabajo perfecto. Pero el traspaso de un mundo a otro era un caos.
Y en ese caos, algunos niños se perdían.
Un día, dos de esos cirujanos —Martin Elliott y Allan Goldman— están en la sala de descanso después de una operación larga.
Ponen la tele. Hay una carrera de Fórmula 1.
Y ven un pit stop de Ferrari:
El coche entra a boxes a 100 km/h. Frena en seco. En menos de 5 segundos, un equipo de 20 mecánicos de élite repostará el coche, cambiará las cuatro ruedas, limpiará las tomas de aire y lo enviará de vuelta a pista.
Sin gritos. Sin confusión. Sin nadie preguntando “¿qué hago ahora?”.
Cada persona sabe exactamente dónde estar, qué hacer y cuándo moverse. Si alguien se adelanta un segundo o pisa donde no debe, el coche no sale.
Elliott mira a Goldman.
“Eso es exactamente lo que nosotros NO hacemos.”
▶︎ Fueron a Maranello, la sede de Ferrari, a estudiar cómo funcionaba un pit stop desde dentro.
▶︎ Y luego invitaron al equipo de Ferrari a Londres para ver un traslado real de un bebé del quirófano a la UCI.
El veredicto de los mecánicos fue demoledor:
“Chapucero. Ruidoso. Descoordinado. No sabemos quién manda.”
Les sorprendió que hubiera varias personas hablando a la vez. Que no existiera un líder claro del proceso. Que la información se transmitiera “al que pillara” en vez de seguir un orden.
En un pit stop de F1, cada mecánico tiene un rol asignado, una posición física exacta y un momento preciso para actuar.
En el hospital, el traspaso era un caos que funcionaba... hasta que no funcionaba.
Tras meses de trabajo conjunto, el hospital implementó el “método pit stop”: un líder claro, roles definidos, posiciones asignadas, comunicación estructurada y ensayos periódicos.
Los resultados:
42% menos errores técnicos.
49% menos información perdida en el traspaso.
Miles de niños salvados en los años siguientes.
No porque los cirujanos operaran mejor.
Sino porque aprendieron a hacer el traspaso de un mundo a otro.
Ecommerce está pasando algo parecido.
Llevas años dominando tu territorio: Google Shopping, Amazon, SEO, campañas de pago. Has perfeccionado tus fichas, tus feeds, tu estrategia de pujas.
Y de repente, hay un mundo nuevo al que traspasar tu negocio.
Un mundo donde la gente no busca en Google: le pregunta a ChatGPT.
Un mundo donde no compara 20 pestañas: pide una recomendación y se fía.
Un mundo donde, si tu catálogo no está preparado para que una IA lo entienda, tu marca directamente no existe en esa conversación.
El problema no es que no sepas vender online.
El problema es que el proceso de “traspasar” tu ecommerce al mundo de los LLMs es completamente distinto a todo lo que venías haciendo.
Y si lo haces como hasta ahora —con las mismas fichas planas, los mismos feeds genéricos, la misma mentalidad de “ya lo iré viendo”— vas a perder clientes sin enterarte.
No porque hagas las cosas mal.
Sino porque el traspaso requiere un método nuevo.
El domingo pasado te conté qué es ChatGPT Merchant y por qué debería importarte aunque solo funcione en Estados Unidos de momento.
Hoy solo quiero recordarte una cosa:
He preparado una guía práctica de 40+ páginas con el método completo para preparar tu ecommerce para este nuevo mundo.
No es teoría. Es un playbook de 90 días con pasos concretos, ejemplos reales y un checklist para trabajar con tu equipo.
Cuesta 29 euros porque quiero que puedas comprarlo con tarjeta de empresa sin tener que pedir permiso a nadie.
Si el domingo no llegaste al final del email, o llegaste pero no le diste al botón, este es el momento.
Porque cuando tus clientes empiecen a comprar “hablando con una IA”, solo hay dos opciones:
Estar en esa conversación.
O que tu marca ni siquiera aparezca.
👉 Descargar la guía completa de ChatGPT Merchant en Gumroad
Nos leemos pronto.
Un saludo,
Pablo Renaud
P.D. – Los cirujanos de Great Ormond Street tuvieron que tragarse el orgullo y admitir que unos mecánicos de coches sabían algo que ellos no. A veces la mejor jugada es reconocer que el juego ha cambiado y pedir el manual nuevo.
P.D.D. - Para los incrédulos, aquí el paper con los resultados y el análisis de las mejoras conseguidas







Que bueno. Grande Ferrari siempre. Y súper interesante la similitud con los cirujanos y post operaciones.
Muy bueno. Qué bonitos tiempos cuando había repostaje y la estrategia de carrera podía tener muchísimas más variantes 😊😢